Artículo 1: Todo aquel estudiante que emita por dos veces consecutivas
o tres alternadas un pronóstico erróneo acerca de la nota que obtuvo
en un examen, será expulsado del ámbito universitario. De esta manera,
las aulas estarán a salvo de la presencia de especímenes altamente
insoportables tales como:
a. El seudopesimista abreparaguas. Es aquél que siempre dice: "Me fue
re mal, me hicieron mierda, no llego al 4. A pesar de ser un
consecuente deglutidor de bibliografía, asegura no haber estudiado.
Ante la incredulidad de su interlocutor (a quien ha logrado engañar
sólo las dos primeras veces), insiste: "Te juro que esta vez es
cierto, no sabía nada, voy derecho a recuperatorio". A los pocos días,
reaparece munido de una sonrisa que expresa un falso pedido disculpas
para decir que se sacó un 8.
b. El optimista perseverante. Acostumbrado a sufrir reiterados
reveses, renueva su ingenua e infundada esperanza a la salida de cada
parcial y realiza cálculos como el siguiente: "Eran cinco preguntas y
cada una daba 2 puntos. La 1, la 2 y la 4 estoy seguro que las
contesté bien, me preguntaron justo lo que mejor había estudiado. La 3
la debo tener bastante bien aunque me faltaron un par de cosas, era
algo que no había llegado a repasar, pero más o menos la sabía. Y en
la 5 directamente le di a la guitarra porque estaba re perdido, pero
bueno, escribí como una página, capaz que 50 centécimos le saco".
Llamativamente, el sujeto no vuelve a mencionar el tema hasta que unas
semanas más tarde, uno, que por experiencia ya sospecha qué es lo que
sucedió, maliciosamente le pregunta: "Che, ¿qué te sacaste al final en
aquel examen de las cinco preguntas?" A lo cual el otro, después de
algún vano intento de evasión, lacónicamente responde: "Me pusieron un
2".


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