Muchas veces recuerdo lo que soñé en el preciso instante en que me despierto, pero si no lo relato en el momento, desaparece de mi memoria, como si no hubiese existido, sin dejar rastros. Otros sueños los vivo más intensamente, como si no estuviera del todo dormida, y los recuerdo con más facilidad, así hayan pasado unas horas. Y hay sueños que no los puedo olvidar, quizás porque son muy literales, tan gráficos que asustan, como éste: soñé que me clavaba un cuchillo en el pecho y me llegaba hasta el corazón.


2 comentarios cómplices:

{ D a n i } dijo...

Sí! Me pasa lo mismo !
Y también están esos sueños que ni siquiera recordás, pero que sabés que soñaste algo.

AAAAAAAAA dijo...

Hola, es gracioso pero me encuentro entre tus frases robadas, en buena hora
Saludos