En mi caso, recordé la frase de un viejo amigo, que alguna vez me dijo: "Todos tenemos dónde caernos muertos. Eso es lo trágico".
Pero nadie puede elegir un lugar para morir. Nadie puede saber dónde se dejará caer. Pero sí puede dejar algo. Una pista. Una idea. Unas palabras. Una risa.
Algo que haya valido la pena.

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