Y comprendió una noche, después de derramar la lágrima setecientos mil cuatrocientos catorce, que no iba a dejar de extrañar nunca.

4 comentarios cómplices:

Andrea dijo...

Por eso leo a Lucy sin perderme ni una entrada. Por su mente enormemente sabia (?)

Lucas Fulgi dijo...

Hay cosas que brillan más fuerte cuando las bañamos en lágrimas. Quizá sea cuestión de dejar de llorar y sonreirle a los sentimientos.

Lucy in the sky - dijo...

Aaaah, estaba inspirada ese día (?) Jaja :).
Saludos :).

Unknown dijo...

setentamil trescientos catorce...
jejejje esa es la cifra de Alfredo Casero.....