Estoy a favor del amor en libertad, de la promiscuidad, de las corridas nocturnas y del desenfreno sexual.
Pero que dos gatos de mierda se pongan a garchar con endiablados chillidos por veinte minutos en mi terraza a las cuatro de la mañana y te desvelen por otro buen rato, es una verdadera aberración de la naturaleza.

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