Hoy, mientras veía el facebook de una amiga más chica que yo, me acordaba que cuando tenía trece años era un trabajo detectivesco y muy fino el arrancar datos del chico que te gustaba. Había que ser sutil, tantear despacio el terreno, festejando cada guiño del destino como si fuera el gol de la final (teníamos hasta un baile para los ¡me saludó!¡Me habló!).

Nada de buscarlo en google, ni poner su nombre en facebook y rogar un perfil público para espiar sus fotos y así obtener datos. No existía ninguna red social y google era una utopía.

Eso era hacer patria

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