Mi amiga Fabi me contó que cuando era chica le daba mucho miedo volar en avión. Lo que más la aterraba eran los viajes perfectos, la nave inmóvil; esa tensa calma que escondía lo peor. A ella la tranquilizaban las turbulencias, la calmaba el pánico compartido, saber que la tripulación estaba alerta porque en cualquier momento se iba todo a pique; era mucho más seguro.

1 comentarios cómplices:

SILDELSUR dijo...

A mi dejame con la pasmosa calma, y sin ninguna turbulencia...
ahora, si hablamos de la vida, me da mucho temor cuando hay dias de calma pasmosa,alli si prefiero el quilombo...el movimiento, la accion.
esos dias de calma que preceden a la tormenta, me asustan...
Pero en los aviones, prefiero la calma!!!!
besos!