A los 29 me hice el segundo par de anteojos, esta vez ya con todas las intenciones de usarlo. El problema es que mi mezcla de miopía y astigmatismo provocaban que de cerca vea perfecto mientras que de lejos no veo nada. En los últimos años, la definición de lejos paso a ser cada vez mas subjetiva. Hoy por hoy, sin vergüenza afirmo que dos metros es una distancia lejana y cualquiera que me contradiga merece mi más profundo desprecio.