Cada vez que lo escucho siento como si me echaran yerba CBSé sabor naranja silvestre en el oído, le tiraran agua caliente y me cebaran un mate en el tímpano, con bombilla y todo.
Toda la gente que conozco que estudió relaciones públicas tiene menos tacto que una verruga y, como consecuencia, se convierten, al menos para seres con poca paciencia como yo, en grandes pelotudos infumables.
El ritual empezaba con la captura del rival a sacrificar, quien podía vivir largos años en la tribu, gozar del derecho a una esposa, a los rituales, a participar de las actividades cotidianas, y también a procrear. Pero era consciente de que un día llegaría su ejecución, lo cual sabía y aceptaba de antemano. Sin embargo, en el caso de Hans no fue posible, debido a su actitud cobarde -.puesto que lloraba cada vez que iba ser devorado – y fue considerado indigno de servir de comida de un tupi o tupia.
Me queda el consuelo de que peor la están pasando los japoneses, que a esta altura del partido ya se ponen contentos comiendo sushi de algo que no debe ser muy distinto al pescado de tres ojos de los Simpsons.
Nos abrazamos, nos dimos un ultimo beso que le provocó un terremoto en el cuerpo y en la cabeza, nos miramos por última vez y me fui.
Caminé una cuadra, me prendí un pucho, y lloré toda la Plaza San Martín. Cuando crucé Esmeralda, ya no lloraba. Y no lloro más.
Limpiar el placard no es simplemente sacar lo viejo y hacer lugar para lo nuevo. Nos enfrenta a nuestro pasado, nos trae historias de todas las mujeres que fuimos.
Fui condenada al Off! desde mi más tierna infancia y al Nopucid desde que tuve tres pelos locos, es por eso que el olor a citronella me provoca más recuerdos infantiles que el olor a sopa de verduras con fideos munición que hacía mi abuela.
Cuando hay un trecho enorme entre lo que se dice y lo que se hace, es mejor gritar a tiempo “el rey está desnudo” a seguir con el numerito vivo… que ya nadie se cree.
Los pulgares oponibles nos han permitido, al cabo de millones de años de adaptación, poder comunicarnos eficientemente por medio de los mensajes de texto.
¡Espabílence! ¡La comida es para disfrutar! ¿Qué tanto andar leyendo todos los paquetitos a ver cuántas calorías tiene? ¡Es obvio que ese alfajor triple de chocolate, bañado en chocolate y con pepitos de chocolate engorda! ¿Qué pensaban, que por un milagro de la naturaleza ese, justo ese, tenía -3 kcal?
Levítico 25:44 estipula que puedo tener esclavos, hombres o mujeres, sólo si estos son comprados en naciones vecinas. Un amigo mío afirma que esto se aplica sólo a los mexicanos, pero no a los canadienses. ¿Me puede usted aclarar está situación?, ¿Por qué no puedo tener un canadiense?