Sus ojos de fuego, su boca de vicio. Te despertó. Y tu libido ya nunca será la misma. Todo es ambiguo. El también te mira fascinado. Se atraen y se repelen. Caminan por la calle distanciados como si no se conocieran pero hablando casi a los gritos. Los dos intentan manejar la situación, mostrarse seguros y dominantes para cuando llegue el momento del duelo. Es que él de "un antes y un después" se metió con tu cerebro, con tu razón y la hizo trastabillar. Y eso que todavía no te tocó.
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