A veces el sexo no es sólo desnudarse y frotar gozosamente el cuerpo con el de otro, no es compartir fluidos íntimos, ni tampoco es moverse rítmicamente en la búsqueda del placer absoluto, no es hacerlo y darse vuelta, o vestirse y tomarse un taxi, con las palabras de despedida, "la pase muy bien, nos hablamos". A veces el sexo, no es sexo nada más, es más que un encuentro carnal, es otra cosa, algo más sublime, que se mueve en el terreno de lo intangible, de lo etéreo. Y que va mucho más allá de la cáscara de piel, músculos y huesos que nos lleva por la vida, a veces el sexo es descubrir la poderosa fuerza de coger haciendo el amor.
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