miércoles, 3 de septiembre de 2008

Hay pocas cosas comparables con la satisfacción de sumergirse dentro de un buen libro. Ni hablar cuando se encuentran esos diez preciados minutos para continuar con la fascinante inmersión literaria. Transportes, colas de bancos, salas de espera, mesas de café, cualquier momento puede ser bueno para disfrutar de una buena lectura. No hay dudas.

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