Por qué no me deshice de él a tiempo, no lo sé. Pero ahí me encontraba yo, víctima de su insistencia, preso de su compañía, enceguecido por la soledad, ofreciéndole la posibilidad de que me demostrara que sí era él a quien yo estaba esperando. Porque aunque no lo crean, nada de lo ocurrido me fue suficiente para convencerme de lo contrario.
2 comentarios cómplices:
¿Esto lo escribí yo?... ¿No? Taqueloparió... pero lo pensé!! juro que lo pense!!
Ufff!
Somos muchos los "co-autores".
jajajaja
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