Hoy en día, al caminar por las calles de una Buenos Aires post-devaluatoria, mil basuritas con olor a convertibilidad se nos van metiendo en los ojos. Vuelan de aquí para allá buscando el pozo ciego más cercano en el cuál acomodarse según los tiempos que corren.
0 comentarios cómplices:
Publicar un comentario