jueves, 19 de febrero de 2009

En mi secreta guerra con los mozos he descubierto ciertas conductas recurrentes que paso a detallar:



Cuando el restaurante esta atestado de gente, caminan despacio entre las mesas, llevando los platos de a uno, haciéndolo sentir culpable, al que esta sentado, por la demora. Ud debe clavar la vista en el salero y comer así porque si levanta la nariz corre el riesgo de ser “ojeado” por los que esperan por su mesa. Es la táctica del divídelos y véncelos


Cuando traen la cuenta, jamás esperan a que el cliente saque el dinero. Eso simplificaría el proceso de manera innecesaria. Se van para volver a recogerlo 30 minutos después.

Ud - en ese lapso - aprendió a doblar las servilletas en forma de cisne


Manejan un timeing muy especial que yo llamo “choque y rebote” (son entrenados en campos militares israelíes). Recorren el salón mirando fijamente a cada comensal, mas en el preciso momento en que uno de ellos amaga levantar una mano, un dedo o tan siquiera una ceja, giran sobre su eje dándole inmediatamente la espalda y partiendo en sentido contrario sin darse por enterado.

Si ud se queda en esa posición, es más probable que se detenga el colectivo 60 al lado de su mesa que un mozo.
 

0 comentarios cómplices: