Cuando hacés dieta por un tiempo prolongado, llega un momento en que sinceramente no recordás qué sabor tiene un bizcochuelo, el único contacto que tenés con un plato de ravioles es cuando mirás las fotos en un patio de comidas, y comenzás a dudar de la verdadera existencia del helado, que se te antoja un mero producto de tus delirios por abstinencia.
2 comentarios cómplices:
buena idea jijij
evitas escribir perotienes todo lo bueno
Se hace lo que se puede... y lo que no se roba.
:P
Publicar un comentario