Lo que sé es que: Me gusta charlar con él, me da la mano al caminar y eso me hace sentir protegida y conectada con él. Es tan educado que me da miedo quedar como una bestia bruta. Es inteligente y me gusta como piensa. Si pudiera acurrucarme al lado suyo en el sillón toda una tarde la pasaría mejor que en cien mil salidas a boliches... Pero si sólo pudiera leer su mente para saber qué es lo que quiere... Obviamente todo sería más sencillo, y la inseguridad no me perseguiría...
1 comentarios cómplices:
Ayer tuve una charla similar.
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