domingo, 5 de junio de 2011

La experiencia me ha enseñado que hablar sobre lo que estoy escribiendo me obliga luego a cargar con el peso de mis propias palabras. Y resulta que un texto haciéndose es pura movilidad, puro cambio, hay que estar muy alerta y muy liviano para dejarse tentar por atajos inesperados, cambios de rumbo o irrupciones súbitas. En suma: es bueno navegar sin lastre en esa pura incertidumbre que es la escritura.

1 comentarios cómplices:

Anónimo dijo...

muy buena eleccion!