Ahora he descubierto que algunos se han dedicado a comercializarlos en la red.
Un escritor puede perder la fe en los politidos, en las editoriales y en el sistema en
general, pero cuando lo pierde en sus lectores no le queda esperanza alguna
a lo que aferrarse.
Alberto Vázquez-Figueroa, Jueves, 05 de Agosto de 2010 01:41 p.m.