viernes, 29 de octubre de 2010

Hace como 6 años, en circunstancias en que había ido a hacer unas compras con mi sobrino y ahijado Luca (de aproximadamente 4, en aquel entonces), me tocó vivir la siguiente situación:

Esperando que nos cobren, el enano - paradito al lado del chango - miraba en silencio e insistentemente a la persona que nos precedía.

El pequeño no le sacaba los ojos de encima

El señor en cuestión – advertido de la atenta observación de la que era objeto – saluda a Luca con simpatía y fue esa la señal que - aparentemente - necesitaba mi pequeño demonio para largar, de la nada, un sonoro…

- Te trajo mucha plata el ratón ?

3 comentarios cómplices:

Yoga Vasistha dijo...

JAJAJJAJAJAJAJAJAJAJJAJA...

SEÑOR SE LE ROMPIERON TODAS LAS SILLAS DEL COMEDOR!

Doamna care plânge dijo...

Buena :)

La hija de la Lagrima dijo...

Noooooooooooo!!!!! Tengo un pequeño de 10 años...y me ha hecho pasar cada una....