El arte de putear es universal, pero la puteada en sí, es algo muy personal. Todos tenemos una puteada predilecta o un insulto que sale sin esfuerzo. Es inherente a la humanidad; me asombra que los científicos, con las boludeces que encuentran, aún no hayan dado con el gen puteador.
1 comentarios cómplices:
de puta madre!!
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