miércoles, 10 de noviembre de 2010

La pasión es como una montaña rusa. Cargada de emociones casi siempre violentas y repentinas, pero tan cambiantes como el viento. Así son las pasiones, como un torbellino, vienen y van. Siempre en los extremos. Del amor total al odio más claro y el rechazo. El amor es otra cosa. El amor es aceptar al otro con sus pequeños defectos, tratar de consensuar y buscar puntos medios, suavizar las cosas.


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