jueves, 1 de abril de 2010

Conozco gente a la que le encanta ser entrevistada, un poco por narcisismo y otro poco porque son la puerta de entrada a nuevo trabajo. Digo narcisismo porque para el ciudadano raso, alejado de la farándula o de la vida pública, es la única chance de ser protagonista de un reportaje: en la entrevista podemos estar horas hablando de nosotros mismos sin saber nada del otro, así como el reporteado nada sabe del reportero. Y nos preguntan de todo...


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